Hemos dedicado la existencia a exigir el tiempo y el espacio para la creación como un derecho inalienable y ese derecho, hoy por hoy, disminuye y se reemplaza por la banalidad.
Santiago García
Hace 20 años tuve una conversación con Santiago García en el Teatro La Candelaria. Aquel encuentro quedó registrado en un cassette de cinta y desde entonces he atesorado este modesto archivo porque simboliza el inicio de mi búsqueda en el oficio teatral. Aquel distante día de nuestro encuentro, después de la despedida, se alcanza a escuchar a lo lejos que García me dice: “Si le quedó por ahí́ otra pregunta me la hace después”, y bueno, aquí́ estoy, con un diario repleto de preguntas.
Derivo por estos archivos buscando las respuestas pendientes. Me rodeo de una tripulación de afectos, entre ellos, una aliada y compañera de viaje muy cercana a mi corazón. Juntas bordeamos las obras de García, diarios de trabajo, viejas entrevistas, borradores y objetos con el fin de continuar aquel diálogo quimérico sobre revoluciones fallidas, utopías aplazadas, éticas pisoteadas, el asecho de la banalidad, la proliferación de “maestros” desastrosos, las promesas rotas, la renuncia a la escritura y los actos de desaparición.
Verónica Ochoa Sánchez
Artista interdisciplinaria que transita y juega en los cruces de lenguajes escénicos. Dramaturga, directora escénica, investigadora, performer. Literata de la Universidad de los Andes. Magíster en Teatro y Artes Vivas de la Universidad Nacional. Sus apuestas formales buscan fisurar categorías estéticas establecidas y situarse en sitios inestables y liminales: TAZ, terrorismo poético, recorridos, derivas, religiones satíricas, etc. Algunas de sus obras: “Corruptour ¡País de mierda! Caso Jaime Garzón”, “Barrio Malevo”, “Religión emoteista: Dios bendiga este negocio” “Aguafuertes” – colectivo periferias. Conduce el espacio de investigación/creación: Residencia Paralela y su laboratorio paiLAB: Somos esclavos de nuestro nombre (Residencia para artistas abatidos). Recientemente publicó la novela gráfica “Garzón, el duelo imposible”, escrita en compañía de Alfredo Garzón, sobre la vida, ideas y asesinato de Jaime Garzón. Junto con él es fundadora de la Asociación Rotundo Vagabundo.
ROTUNDO VAGABUNDO
humor::cambio narrativo::utopía
La Asociación Rotundo Vagabundo tiene como principal misión fomentar el pensamiento cómico y poético. Al descrédito de las ideas y al imperio de la emoción oponemos el humor como herramienta argumentativa, dispersora de cortinas de humo. A los vagabundos nos moviliza la belleza que se integra a la vida cotidiana, recuperar la potencia usurpada por las lógicas de la urgencia y el terror, ampliar la mirada, cultivar prácticas que apunten a la alegría, la escucha, la solidaridad, la construcción de utopías y la transformación de territorios a partir de múltiples maneras de habitar y performar la vida. Somos una partida de vagos hacendosos que se ocupan de dar forma a propuestas que mezclan humor con política y de poner en pie espacios de pensamiento e investigación que den vueltas sin rumbo, en torno a la comedia como herramienta para el cambio narrativo, la construcción de imaginarios de futuro y el levantamiento de bancos de semillas de la memoria. Entre otras vagabunderías, ofrecemos espacios de residencia artística en “La Residencia Paralela”, somos un sello editorial independiente y acompañamos procesos de educación no formal desde la reserva natural “El Fin de la Esperanza” (esto no es un chiste) en dónde nuestra asociación tiene sede.