El jardín de las delicias se sitúa en el contexto del conflicto armado colombiano, donde mujeres y niñas son víctimas directas, habiendo vivido de manera desproporcionada y monstruosa la violencia sexual, una de las estrategias concretas utilizadas para aterrorizar y castigar a la población civil. Esta violencia sexual se practica de manera “…habitual, extendida, sistemática e invisible” por parte de todos los actores armados, tanto legales como ilegales.
La obra propone personajes de resistencia, mujeres que buscan romper con las arraigadas afirmaciones culturales y crear conciencia sobre las múltiples y equívocas representaciones sociales que existen sobre y contra las mujeres. A través de un lenguaje simbólico, la obra invita a acoger la palabra de las mujeres supervivientes de la guerra, resignificar sus sentimientos de culpa por haber sido violentadas sexualmente y estar vivas, y resarcir sus dolores para que puedan alcanzar la sanación.
Asimismo, la obra busca enraizar afectos de reconciliación y memoria en nuestras comunidades, ofreciendo un espacio de reflexión y reparación para las víctimas, promoviendo la sanación colectiva y el reconocimiento de estas experiencias traumáticas.
