Nuestra historia
Inicios
En 1972, el colectivo El Tinglado presenta su primera obra de creación colectiva: No saco nada de la escuela, del chicano Luis Valdez, con la cual participa en la I Muestra Nacional de Teatro, organizada por la Corporación Colombiana de Teatro (CCT). Ya como Teatro La Máscara, el colectivo estrena Una historia vulgar, basada en poemas de Pablo Neruda. Vendrán después clásicos del grupo como La mina, ¿Cuánto cuesta el hierro?, Macbeth, La Mandrágora y la segunda versión de ¿Cuánto cuesta el hierro?, obra con la que el colectivo realiza su primera gira a Ecuador, allá por 1980.
En esta primera década, Carlos Bernal, Gilberto Ramírez, Helios Hernández y Luis Fernando Pérez dirigen los primeros montajes del grupo.
Inicios
En 1972, el colectivo El Tinglado presenta su primera obra de creación colectiva: No saco nada de la escuela, del chicano Luis Valdez, con la cual participa en la I Muestra Nacional de Teatro, organizada por la Corporación Colombiana de Teatro (CCT). Ya como Teatro La Máscara, el colectivo estrena Una historia vulgar, basada en poemas de Pablo Neruda. Vendrán después clásicos del grupo como La mina, ¿Cuánto cuesta el hierro?, Macbeth, La Mandrágora y la segunda versión de ¿Cuánto cuesta el hierro?, obra con la que el colectivo realiza su primera gira a Ecuador, allá por 1980.
En esta primera década, Carlos Bernal, Gilberto Ramírez, Helios Hernández y Luis Fernando Pérez dirigen los primeros montajes del grupo.
Teatro de género
La década de los ochenta comienza con varios trabajos de teatro de calle, como El buziraco y El sueño. Después de un breve paso por Jamundí, el grupo vuelve a Cali en 1985.
La rotura de las conversaciones de paz con los grupos insurgentes durante el gobierno de Belisario Betancur, y la persecución desatada contra periodistas, defensores de derechos humanos y artistas, provoca una situación de acoso al grupo, que queda conformado por sus mujeres, quienes deciden convertirse en el objeto de su práctica artística. En esta nueva etapa, el colectivo investiga, documenta y desarrolla, mediante textos poéticos, narrativa epistolar y testimonios, una nueva producción estética con temas como el aborto, la prostitución, la violencia conyugal, psicológica y laboral contra las mujeres, convirtiéndose en el grupo pionero de dramaturgia con perspectiva de género en Colombia.
Aquí destacarían piezas como María Farrar, Canción de Naná, Las viudas, Historias de Mujeres, María M. y Las tareas, dirigidas por personalidades del teatro caleño como Patricia Ariza, Enrique Buenaventura y Jacqueline Vidal. En esta etapa, también se producen las primeras obras de Teatro La Máscara bajo la dirección artística de Lucy Bolaños.
El exilio
En 1988, el grupo se ve obligado a salir del país por amenazas de tipo político y realiza una gira forzosa durante un año y medio por Costa Rica, Nicaragua, México y Cuba, presentando sus obras Historias de mujeres y Noticias de María; y realizando talleres de capacitación a niños, niñas y jóvenes de sectores populares en San José de Costa Rica, bajo el auspicio de la Comunidad Económica Europea. En Cuba, se encuentra con la también artista y gestora cultural colombiana Patricia Ariza, quien también ha salido del país amenazada, e inician el montaje de la obra Mujeres en trance de viaje, en la que recogen su propia experiencia de exilio. La obra se termina en Cali y se estrena en Bogotá, durante el evento Colombia Vive, Diálogo Internacional por la Paz, en 1990.
Redes nacionales e internacionales
De vuelta en Colombia y en un nuevo contexto de apertura democrática, con la aprobación de la Constitución de 1991 y la participación política de las mujeres para lograr mayor equidad de género, Teatro La Máscara realiza una significativa producción teatral con obras como Emocionales, Bocas de bolero, Luna menguante, A flor de piel y Los perfiles de la espera, piezas que tratan aspectos fundamentales de la vida contemporánea de las mujeres.
El colectivo desarrolla una amplia proyección nacional e internacional, inteagrando y participando en eventos y festivales organizados por la Red Internacional de Teatro Contemporáneo de Mujeres, Magdalena Project en Cardiff (Gales, 1994), Buenos Aires (Argentina, 1997), Wellington (Nueva Zelanda, 1999) y Brisbane (Australia, 2003). En esta etapa, el grupo forma parte, además, de la Corporación Colombiana de Teatro (CTT); del colectivo Mujeres Pacíficas de Cali y de la Red Nacional de Mujeres, regional de Cali.
Mirada social
Paralelamente a su producción artística e investigativa, el grupo refuerza sus procesos de trabajo social, comunitario y feminista. En el año 2002 La Máscara realiza su propio: el Festival Internacional de Teatro Contemporáneo de Mujeres, Magdalena Pacifica, en Cali y, en Bogotá, con el apoyo de La Corporación Colombiana de Teatro (CCT). En el año 2007, Teatro La Máscara realiza el proyecto sociocultural Desarrollo del Teatro Popular de Género, en cinco comunas de Cali, que finaliza con el Festival de Teatro Popular de Género. Participan junto al CCT y siete colectivos nacionales en el proyecto apoyado por la ONG Magdalena Norway en Mujeres, Arte y Parte de la Paz de Colombia, durante cuatro años. Ese mismo año inician la programación audiovisual Cinematria.
Entrada la segunda década del siglo xxi, en 2013, el grupo crea el Laboratorio de Creación Teatral y Pensamiento Feminista, ganador durante cuatro años consecutivos de la beca del Programa Nacional de Concertación Nacional. Desde el 2008, el grupo realizó varios proyectos de cooperación con la Unión Europea y ONGs internacionales como la italiana Mediana. Estos proyectos fueron El Teatro de Género como Instrumento para el Desarrollo de la Cohesión Social y la Identidad Femenina en Colombia, Contarla para vivir: el teatro como instrumento para la promoción de la multiculturalidad y la cohesión social en Colombia y Escenas Abiertas: las artes perfomativas como instrumento para el fomento de la interculturalidad y cohesión social en Colombia y Ecuador.
Contar con una sede propia ha sido una voluntad histórica del Teatro La Máscara. Al cumplir sus primeros cinco años de existencia, el grupo inició un campaña pro-sede, para la que realizó una programación amplia de cine, literatura, música, danza folclórica y teatro, en la que participaron nombres tan importantes en Colombia como Totó La Mamposina, Mercedes Montaño y su grupo Lisandro Duque, Arturo Alampe, entre otros.
En 1983, el grupo se trasladó a Jamundí, donde intenta construir un teatro en la zona rural con un auxilio de la Asamblea Departamental. Allí empieza una investigación de recuperación de las tradiciones culturales en las comunidades negras del sur del Valle del Cauca y el norte del Cauca: Robles, Quinamayó, Guachené, Puerto Tejada, Villa Rica y Jamundí.
La sede actual tendría que esperar hasta la década de los 90. El premio como uno de los grupos con más trayectoria de Colombia, otorgado por Ministerio de Hacienda, le permite adquirir a Teatro La Máscara una casa vieja en el barrio San Antonio de Cali, barrio declarado patrimonio cultural de la ciudad. El barrio empieza a trasformar la casa en un teatro mediante préstamos y proyectos de cooperación internacional.
En 1994, Teatro La Máscara ingresa finalmente al Programa Salas Concertadas - Formación de Público con el Ministerio de Cultura y la Secretaria de Cultura de la Alcaldía Santiago de Cali. La sala se va convirtiendo en uno de los referentes culturales más importantes de la ciudad por la relevancia de su programación permanente.
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